"Creo que creo en lo que creo que no creo. Y creo que no creo en lo que creo que creo" Vicente Huidobro

sábado, 5 de noviembre de 2011

¿Y mi hermana?

¿De qué iba a hablar hoy? De mi hermana.
Me gusta llamarla hermana, pero lo cierto es que no hay nada más lejano a la realidad. No me refiero a una amiga, no me refiero a una persona que conocí hace poco, que vive conmigo o que me conoce mucho... Me refiero a mi ex-hermanastra. Y es que odio el término "hermanastra" porque los cuentos infantiles me han inculcado su maldad (maldad que no existe, suerte para mí), y me suena tremendamente mal. Y el "ex" no hay porqué explicarlo. Es algo que se sobreentiende, algo que ya pasó, que ya no está, que ya no es.
Es que, en realidad, hace demasiado tiempo que no tengo comunicación con ella. De casi 16 años, al menos siete hacen que no la veo más. Y ahora tengo nostalgia. Nostalgia, porque esa chica fue como mi hermana mayor, pero mi hermana real. Me acompañaba al ver películas, jugábamos juntas, hasta una vez compró un "atrapa-sueños" especialmente para mí, porque cuando me quedaba a dormir en su casa tenía pesadillas (pesadillas recurrentes, véase, otro capítulo de mi vida), y cuando estaba allí siempre era con ella... No sé, una a los cinco, seis años tiene alguna figura, algún ídolo o una heroína, supongo que esa era M. Y ahora, en plena adolescencia, vuelven los ídolos... y vuelve ella. Todavía no la volví a ver, todavía no volví a hablar con ella... pero un malentendido me hizo recordarla más que nunca, y pensar: ¿Qué pasó entre nosotras? Yo no recuerdo mucho de mi infancia, pero recuerdo que con ella era feliz, eso sí que lo recuerdo. Es que ella, en realidad, es la hija de una ex novia de mi padre, pero de cuándo él se había separado "de verdad" de mi mamá. Claro que luego se juntaron y actualmente está próximo el divorcio, pero eso no tiene nada que ver.
En fin, que me agarró esa nostalgia por esa etapa de mi infancia, y hasta estuve buscándola en Facebook. Para mi fortuna, una tía me comentó que la hermana la tenía agregada (tienen casi la misma edad, veintitantos, y se llevaban bastante bien) y entré a su perfil y la busqué. Mi problema al inicio era que no conocía ni su apellido, ni su segundo nombre ni... nada. Ayer me aceptó, y ahora estoy ansiosa cada vez que entro a Internet por ver si está conectada.
Tengo dependencias extrañas. Dependo de una persona que fue mucho para mí en mi infancia pero que ahora... ni siquiera la conozco para persona. Debo de estar loca. Entré a su muro y miré las últimas publicaciones, escuché los vídeos musicales que había colgado, la mayoría me gustaron. Después entré a mirar las fotos de modelos con distintos colores de cabello (ella es colorista), así como mezclados, desde una con el pelo claro y que de a poco se volvía más y más violeta hacia las puntas, hasta cabellos completamente fucsias y trenzas y peinados... bueno, para no irme del tema. En el primero de los vídeos que vi ya me emocioné (y para que yo me emocione...), y me puse re nerviosa y empecé a buscar en su información. ¿Y qué decía?: "Acerca de mí: Veggie". Creo que si viviera sola hubiera gritado, o cantado, o roto algo, tan solo de la emoción. La sentí como mi ídola, una de las personas que más estuvo conmigo en una parte realmente importante de mi infancia, además tenía mis mismos ideales, era como un ejemplo a seguir. Esto me hace acordar a un texto de 'Salud y adolescencia', donde habla de que el adolescente busca una figura a seguir, y todo eso... quizás ya era mi hora.
Por otro lado, me hace sentir triste. Tengo ganas de hablar con ella, de ver que es de su vida -y por supuesto que ella se entere de la mía -, de hablar sobre vegetarianismo. Es que es la segunda persona del grupo de familia y amigos (y la incluyo en el grupo familiar porque de hecho lo fue) con la que podría hablar seriamente del vegetarianismo, y la causa animal... la otra persona es una de mis tías, la que la tiene agregada también, que tuvo que dejarlo por cuestiones personales y me siento mal a veces al hablarlo con ella, porque le da miedo intentarlo de nuevo. Menos aún, ahora que está embarazada (no es que no se pueda, aclaro, pero ya tuvo problemas por no tomar suficientes precauciones).
Ya por lo que escribí, me siento una idiota, pero al menos me lo saco de encima, me libro de un peso más que me impedía seguir... Me queda mucho todavía, pero esto viene de hace rato, y recién ahora estalló. Y necesitaba escribirlo. Así que acá estoy. Intentando ser mi propia psicóloga, sin demasiado éxito y sin cobrar. ¡Saludos!

No hay comentarios: